El ciclista francés Chavanel, a punto de perder un dedo al abrir una ostra

"Ostras, pedrín", fueron las primeras impresiones del corredor galo. Menos mal que los profesionales del pedal (no nos referimos a Robinho, ni por sus bicicletas ni por sus pedos) siempre viajan con un botiquín completo a mano, por si las ostras.

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