Un tribunal sentencia que emitir imágenes de la vida personal de los famosos atenta contra su derecho a la intimidad
¿Pero que va a ser aquí? Primero la crisis y ahora esto. Y para más colmo de males los famosos estarán a salvo incluso ¡en los lugares públicos!
Pero que nadie se preocupe. Grupo de expertos quiere hacer un llamamiento a la cordura. Primero tenemos los temas: la justicia y sus vericuetos y la justicia y la tortuga. Con este sólo ya hay para rato. Pero para mucho. Y lo mejor de todo, Garzón tiene trabajo acumulado, por lo menos, para los próximos 40 o 50 años.
Luego, el síndrome de Estocolmo.Habrá miles de parejas de esas famosas, guapas o chachi piruli juan pelotillas que, después de tanto cucu-tras con los medios, no podrán vivir sin que les persigan las cámaras por donde quiera que vayan. Existen fórmulas, ustedes ya me entienden.
Y en el peor de los casos y si todo prosperara en defensa de esa especie tan protegida que, más que en peligro de extinción, está en peligro de desfondar las teorías malthusianas, los famosos, libres de persecución y oprobio, acabarían confiándose y tarde o temprano pisarían nuestras mismas acceras, parques o wc públicos (como ya hiciera en su momento Michael, George con gran placer para propios y extraños) y entonces, ahí estaríamos esperando nosotros, con nuestros móviles, para grabarles, porque son nuestros famosos (por supuesto a título completamente particular, o como mucho para ser exhibidas en comuniones, bautizos, cumpleaños, excursiones o en juntas de la comunidad de vecinos).
Pero que nadie se preocupe. Grupo de expertos quiere hacer un llamamiento a la cordura. Primero tenemos los temas: la justicia y sus vericuetos y la justicia y la tortuga. Con este sólo ya hay para rato. Pero para mucho. Y lo mejor de todo, Garzón tiene trabajo acumulado, por lo menos, para los próximos 40 o 50 años.
Luego, el síndrome de Estocolmo.Habrá miles de parejas de esas famosas, guapas o chachi piruli juan pelotillas que, después de tanto cucu-tras con los medios, no podrán vivir sin que les persigan las cámaras por donde quiera que vayan. Existen fórmulas, ustedes ya me entienden.
Y en el peor de los casos y si todo prosperara en defensa de esa especie tan protegida que, más que en peligro de extinción, está en peligro de desfondar las teorías malthusianas, los famosos, libres de persecución y oprobio, acabarían confiándose y tarde o temprano pisarían nuestras mismas acceras, parques o wc públicos (como ya hiciera en su momento Michael, George con gran placer para propios y extraños) y entonces, ahí estaríamos esperando nosotros, con nuestros móviles, para grabarles, porque son nuestros famosos (por supuesto a título completamente particular, o como mucho para ser exhibidas en comuniones, bautizos, cumpleaños, excursiones o en juntas de la comunidad de vecinos).
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