El Barcelona gana con un penalty raro, raro, raro, el partido del escándalo
El fútbol sigue siendo un deporte de alto riesgo, especialmente para los espectadores. Los ultras culés la liaron ayer en Montjuic, con lanzamientos de bengalas que se saldaron, de milagro, con sólo una persona herida y obligaron a suspender el partido durante varios minutos. Con estos tarados sabes a que atenerte, pero lo peor fue la actitud de los jugadores del Barcelona, que celebraron los goles de la remontada (acabaron ganando 1-2) en la esquina del campo donde estaban los que acababan de cometer un intento de asesinato. Es como encenderse un puro mientras ves arder un trailer en plena gasolinera. Inconsciencia o estupidez, elijan. Si existiera la justicia deportiva, a Piqué, Henry (el hipócrita de la pulserita antirracista) o Dani Alves les tendrían que meter un paquete más grande que el de Rocco Siffredi. Pero, bueno, ya se sabe que en el Camp Nou se han visto cochinillos volando y no ha pasado nada. Villar acaba cerrando Montjuic, fijo. Lo de Medina Cantalejo (y también canta de cerca) merece comentario a parte. El penalti que se imaginó, fuera del tiempo de prolongación, no ayudó a apaciguar precisamente los ánimos. Lamentable, también, que los directivos del Español no supieran mantener la calma en sus declaraciones finales. Penoso. Entre todos la mataron.
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